lunes, 22 de febrero de 2010

212


CASO 2


UN ENIGMA SINGULAR

Aparentemente, Walker se había suicidado. Una dosis excesiva de somnífero. Sin embargo, algo no encajaba para el inspector Ford. Tal vez era la posición del cuerpo. Se hallaba metido dentro del televisor, asomado a la pantalla. En el suelo había una enigmática nota de suicida: "Querida Edna: me pica el traje de lana, así que he decidido quitarme la vida. Procura que nuestro hijo complete su corrupción. Te lego toda mi fortuna, con excepción del solideo que, por la presente, lego al planetarium. Por favor, no llores por mí, pues me alegro de estar muerto y lo prefiero con mucho a pagar el alquiler. Adiós, Henry. P. S. Tal vez no sea el momento oportuno para tocar el tema, pero tengo todos los motivos para creer que tu hermano está saliendo con una gallina de Cornualles".
Edna Walker se mordió nerviosamente el labio inferior.
-¿Qué conclusión saca usted, inspector?
-El inspector Ford consideró el frasco de somníferos que había en la mesita de noche.
-¿Desde cuándo padecía su marido de insomnio?
-Desde hacía años. Era psicólogo. Tenía miedo de que, si cerraba los ojos, el ayuntamiento le pintase el cuerpo con una raya blanca.
-Ya comprendo. ¿Tenía enemigos?
-En realidad, no. Exceptuando unos zíngaros que regentaban un salón de té en las afueras de la ciudad. Mi marido les insultó una vez, poniéndose orejeras y saltando a la pata coja ante el establecimiento en su día de sabbath.
El inspector Ford advirtió un vaso de leche medio vacío sobre la mesa del despacho. Estaba caliente todavía.
-Señora Walker, ¿está su hijo ahora en la Universidad?
-Me temo que no. Le expulsaron la semana pasada por conducta inmoral. Fue una sorpresa para nosotros. Le decubrieron tratando de sumergir a un enano en salsa tártara. Estas cosas no se toleran en una institución cristiana.
-Y una cosa que no tolero yo es el crimen. Su hijo queda detenido.

¿Cómo descubrió el inspector Ford que el hijo de Walker era el asesino?

El cadáver del señor Walker llevaba dinero en efectivo en los bolsillos. Un hombre que va a suicidarse se aseguraría de llevarse la tarjeta de crédito para firmar las facturas, y no se preocuparía de nada más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario