jueves, 5 de noviembre de 2009

Semiótica de la llamada perdida

Curioso caso el de la llamada perdida o "toque". Se trata del símbolo con el significante más variable que se me viene a la mente. Me explico.

¿Álguien es capaz de definir, de acotar de forma precisa, lo que puede llegar significar una llamada perdida? Ese breve (pero intenso) fragmento de llamada contiene todos los posibles significados que se nos vengan a la mente. Desde los más cortos y directos, como el clásico "llamame", el socorrido "ábreme", o el indispensable "conectate"; a los más complejos y trascendentales, como el inolvidable "ya he llegado a casa, no te preocupes, buenas noches", el sorpresivo "eh, acabo de ver tu número en la agenda y te he llamado, aunque realmente no tenga excesivas ganas de verte", o el no menos abstracto "date prisa, bastardo hijo de puta fumador de crak, como volvamos a llegar tarde por tu culpa, juro que te arrancaré los intestinos con una cuchara de helado y los usaré para forrar parte del cableado de mi casa".

Si bien es cierto que, en contadas ocasiones, se establece un código previo entre los "interlocutores". ¡¿Pero que se hace en los casos en los que esto no ocurre?! ¡¿QUE?!

Tras esto, llego a dos conclusiones:

1. El ser humano tiene los huevos/ovarios(para no discriminar) COMO PUTOS RASCACIELOS. Solo así se explica que alberguemos la esperanza de que el receptor entienda a la perfección lo que queremos transmitirle (¿Hola? Si tuviesemos telepatía, ¿para que cojones querríamos el puto teléfono?)

2. La falta de sueño me afecta de mala manera. De muuuuy mala manera.

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